Las organizaciones hoy en día... la otra mirada
Esta “mirada” se refiere al aspecto humano y laboral de las organizaciones. Claro que mi mirada es más amplia pero tenemos que ir por partes, de modo que hoy analizaremos lo relacionado a los empleos, la mano de obra, salarios, etcétera.
Dentro del llamado “management”, el factor humano o capital humano debe o debería de considerarse el aspecto más importante de las empresas y organizaciones. En la realidad no sucede así en nuestro país. Claro que hay otras numerosas teorías para alcanzar el éxito y ser una empresa de vanguardia, pero habrá que considerar que cada caso o escenario requiere soluciones específicas.
México está en los primeros lugares de Latinoamérica con una desigualdad gigantesca entre ricos y pobres. La brecha es cada vez mayor con ingresos hasta 30 veces (3,000%) superiores para el 10% de la población más rica comparados con el 10% (en el otro extremo) de la población más pobre que raya ya en pobreza extrema. No hay crecimiento económico, aunque se diga oficialmente lo contrario. En la mayoría de las clases socio-económicas de la población su poder adquisitivo mengua cada mes. Ante esta situación es insensato y miope, una real utopía, pensar que la ciudadanía no esté al borde del desánimo y desesperación. Empleos precarios, salarios bajos y trabajos informales y con bajas prestaciones sociales agravan la situación, creando una desdicha y calamidad que aterra. En la mayoría de las empresas y organizaciones la diferencia de salarios entre el mayor y el menor es un reflejo de la desigualdad extrema entre ricos y pobres en el país.
En días pasados, se anunció con gran presunción, la creación de 4 millones de empleos durante este sexenio que está por terminar, cifra no creíble, pues hace menos de dos meses el dato oficial era de 2.3 millones. Pero además son empleos de mala calidad. Es un avance que ayuda, pero poco. Se deberían crear mejores empleos con buenas perspectivas pero la realidad es otra y los profesionistas y graduados optan por algún oficio que esté en algún modo mejor pagado que su propia profesión.
Esta triste situación es sólo interna pues al compararla con otros países como Estados Unidos nos encontramos con datos desalentadores. Una simple comparación: Un empleado con salario mínimo en USA tardaría unos 17 días para poder comprar un Iphone modelo X, pero en México un obrero con salario mínimo tardaría unos 9 meses para comprarse uno, mientras que un senador en México tardaría sólo 2 días o menos para poder comprarlo. Así de desigual está la situación. Lo peor es que están tan ciegos los que no quieren que cambie el país como los que quieren un cambio a costa de lo que sea. El dato duro nos dice que los que prefieren que cambie a “costa de lo que sea” forma una mayoría que es definitiva.
¿Qué hacer? Aunque parezca increíble la solución teórica no es difícil, pero en el terreno práctico se ve imposible, por la elemental, pero esencial razón, de que se requiere la participación de todos y yo veo al país tan dividido y que cada grupo está tan dominado por sus propios intereses que ha perdido la objetividad y casi nadie razona, aunque los que tienen estudios y preparación creen lo contrario.
Igual sucede con los candidatos que hacen una propuesta engañosa, incorrecta y populista prometiendo mejorar los salarios. LOS CANDIDATOS están proponiendo, cada quien a su manera, un aumento al salario mínimo pero como la mayoría de la gente no sabe de economía no se ha detenido a pensar que un aumento al salario mínimo en particular si se aumenta al doble repercute invariablemente en los precios y la medida se vuelve inflacionaria ocasionando una escalada de precios. En poco tiempo el trabajador se dará cuenta que de nada le habrá servido. De modo que no se deje engañar con promesas suicidas. Cualquier medida implicaría la participación y colaboración de la clase empresarial pero yo dudo que los empresarios quieran absorber este efecto. En otros sexenios se firmó un pacto, fórmula fallida que no se respetó. Es una obviedad pero los aspectos tributarios se tendrían que ajustar para redistribuir los ingresos de una mejor manera, además de otras medidas que implican, específicamente, un apretón del cinturón de la clase privilegiada, pero si no lo han hecho en décadas, lo probable es que ahora tampoco lo harían. Por otra parte, no sólo el salario mínimo debería a justarse sino también muchos salarios profesionales.
Pero antes de que se presente esta nueva situación, la economía continúa sufriendo los efectos políticos y las empresas mes con mes ajustan sus precios, pues no están dispuestas a ceder o sacrificarse. Además el dólar continúa su ascenso en la paridad cambiaria y lo cierto es que el índice de inflación es mayor, con mucho, de lo previsto por Banco de México. Dicho todo esto, resulta evidente que ni los empresarios, ni la clase trabajadora, ni mucho menos el gobierno ha hecho su parte, sólo por citar tres factores de la economía en donde también influye el sistema bancario, los sindicatos, las diversas cámaras, etc.
Un dato real que a nadie, incluyendo especialistas, le he oído comentar es que cuando una economía crece, la gran demanda de empleo hace que el control de los salarios desaparezca pues la ley de la oferta-demanda hace su aparición. Yo lo viví en mi etapa de empresario en donde para contratar a un peón había que pagarle el doble del salario mínimo. Hoy he leído que hay una amenaza de multa a la industria automotriz, por parte de USA, si no ajustan el salario mínimo a 16 dólares la hora. Obviamente es una medida proteccionista.
Falta hablar del tema de la fuga de cerebros, de educación laboral, del sentido de identidad, de la excesiva rotación de personal, de las horas trabajadas por mes, de las diferencias laborales por cuestión del sexo, de la imagen corporativa, del sobreprecio en los productos, etcétera. Ya habrá oportunidad.
Mi propuesta es “concientizar” a las personas ─Teoría MMC─, lo cual implica un cambio interno que se reflejará en su conducta y los hará pensar en los demás y desarrollar un espíritu de colaboración entre mexicanos, subrayando que los que tienen más preparación y poder tienen mucha, muchísima más responsabilidad que los demás.
Para terminar, como apoyo a mi propuesta, les cuento una historia que está adaptada de otra que aparece en mi libro “Déjame contarte una historia”.
Un niño observaba a su papá quien leía una revista en el jardín de su casa mientras tomaba un café matutino. El niño lo interrumpió tres veces para hacerle diversas preguntas a las que el papá fue contestando cada vez con un poco más de impaciencia. A la cuarta interrupción, el papá después de contestarle de mala gana, se le ocurrió entretenerlo un buen rato cortando una hoja de la revista donde aparecía el mapa de la república mexicana. Se la enseñó a su hijo, a la sazón de unos 9 años, al tiempo que la cortaba en múltiples trozos y le decía: “mira hijo, ponte a armar el mapa de México y cuando lo tengas compuesto me dices”. El niño se puso a un lado en la parte libre de la mesa. Era un niño con gran talento y el papá no se dio cuenta que cuando levantó la revista para cortar la hoja el niño se percató que al reverso estaba la figura de un hombre (imagínese el lector la imagen que represente a un mexicano) así que este inteligente niño en vez de ponerse a armar el rompecabezas de los estados y toda la geografía de México se puso a armar la figura de este hombre cosa que hizo en sólo dos minutos. Acto seguido volteó la hoja y apareció compuesto el país llamado México y fue a mostrársela a su papá quien suponía que se iba a tardar al menos media hora. Al ver al nuevo México compuesto por el niño, exclamó cuestionándolo: “¿Cómo le hiciste, cómo pudiste hacerlo tan rápido?”. El niño contestó:
“FÁCIL, PAPÁ, COMPUSE AL HOMBRE Y SE COMPUSO MÉXICO”.
Juan Antonio Razo
Escritor, consultor y conferencista
Tel. Ofic. 01 55 53739357
Móvil 55 28643937
CURRICULUM
Fui fundador y Director General de la empresa Grupo Industrial Conteinsa durante casi tres décadas, empresa de servicios de ingeniería, proyectos y obras industriales. Tuve oportunidad de hacer proyectos de plantas completas y algunos proyectos internacionales. En la actualidad soy director de la empresa “Editorial Perfiles 23”.