La libertad de vivir y elegir… la otra mirada.
(Lea mis artículos en "El Sol del Bajío" y otros diarios de la cadena OEM)
La noche de este 15 de septiembre ha sido una celebración más de “El Grito de Independencia”, acto que simboliza que vivimos en un país libre, aunque, en cierto modo, nuestra supuesta libertad individual como ciudadanos ha quedado en eso, en un símbolo.
La libertad como una ideología es grandiosa pero en la realidad no sucede así, pues por una parte, la libertad implica una responsabilidad individual ─y aquí comienzan las complicaciones, pues la mayoría no acepta esta condición─, y por la otra, la libertad, ésa que se describe en la Constitución, se ha vuelto cada vez más una libertad condicionada por la situación que vivimos en un país en desorden y sin garantías, por decirlo eufemísticamente. Vivimos condicionados por el miedo a la violencia y la agresión. Somos, en cierto modo, esclavos de una situación cada vez más insostenible. Así también, la libertad en la vida diaria hay que entenderla como una libertad condicionada a las reglas del buen vivir en sociedad, a los reglamentos y leyes establecidos, pero, a nuestra conveniencia, pretendemos ignorarlos confundiendo libertad con libertinaje. Será mejor aceptar que vivir en una sociedad implica un alto nivel de conciencia ciudadana, respeto y civilidad, pero si no somos cumplidos y responsables con nosotros mismos, menos lo seremos con los demás. Repetidamente he escrito que nuestro interés se centra en nosotros y en nuestra familia pero nos olvidamos del entorno, empezando por nuestros vecinos.
En este análisis no se trata de hacer comparaciones con otros países que están en peores condiciones. En todo caso volteemos a ver a los países vanguardistas en donde la libertad es un derecho inalienable.
Interpretemos bien la frase de J. P. Sartre, pues si bien la libertad es inherente a la condición humana no coincido en que sea una condena, como si fuera un castigo, pues considero que es un privilegio. La frase dice: “El hombre está condenado a ser libre”. Debería decir: “El hombre está destinado a ser libre”.
Veamos ahora otros aspectos del concepto de libertad que pueden ser de utilidad:
La libertad es un derecho que al ejercerlo nos hace crecer como personas y permite que nuestras cualidades se vuelvan mejores. Es la facultad que tenemos de elegir entre un conjunto de opciones. Estas opciones aumentan en proporción a nuestro desarrollo e inteligencia. La libertad a través de la elección de nuestras acciones y hábitos marca el rumbo de nuestra vida. El elegir bien nos permite mejorar nuestra vida o a la inversa si decidimos mal. Así, recordemos que hay tres decisiones trascendentales que marcarán por siempre nuestra existencia: 1. La elección de nuestros estudios universitarios. 2. La elección de nuestro trabajo o “modus vivendi”. 3. La elección de nuestro cónyuge o pareja. Las tres son tan importantes que es difícil establecer alguna prioridad.
En cuanto a la elección del trabajo, las necesidades o circunstancias predominan indebidamente sobre nuestra libertad o voluntad y terminamos haciendo las cosas sin el gusto y la pasión que se requiere para “ser el mejor” en lo que se haga. También sucede que cuando elegimos mal la carrera universitaria, se termina trabajando en otro campo diferente al que se estudió.
La mayoría de las personas pretenden vivir sus vidas al revés, es decir, intentan poseer más cosas y más dinero para tener más probabilidades de hacer lo que quieren y de esta forma ser más felices. En realidad, el proceso es a la inversa, en primer lugar hay que ser uno mismo para luego hacer lo necesario para poseer lo que se desea. Observe la vida de muchos personajes célebres y exitosos.
Tengamos presente que el “decidir no elegir” también es una decisión. Lo sorprendente es que pocos conocen lo anterior; y los que lo saben, permiten, por apatía o indiferencia, que otros o las circunstancias decidan por ellos. El resultado es que su vida se vuelve un fracaso o, en el mejor de los casos, mediocre. De modo que se requiere de una gran fuerza de carácter a fin de que usted no permita que la vida o los acontecimientos lo arrollen. Usted debe elegir con libertad y responsabilidad, y si se equivocó deberá corregir pronto el rumbo. Sin embargo, como la mayoría de la gente se resigna y acepta lo que llaman “destino” o “mala suerte” aun teniendo muchas veces la solución al alcance de la mano, se pasa la vida sin dedicarse a hacer lo que realmente quisiera.
Si usted ha tenido la fuerza de voluntad y el carácter para decidir, habrá dado un gran paso en su vida para lograr el éxito tanto personal como profesional. Usted se transformará en un ganador.
Por cierto, todavía no hace demasiado tiempo, los padres decidían por los hijos, negociando su matrimonio y haciéndolos casar con quienes querían. Parece que tal aberración ha quedado en el pasado.
Y no olvide que “la libertad de elegir” también se refiere a los aspectos económicos y políticos, tanto individuales como de la sociedad entera a la que pertenecemos dentro de un país y dentro de una economía de libre mercado y en un mundo globalizado, evitando así la tiranía de los controles impuestos por el Estado, como bien lo explica Milton Friedman en su libro, ya clásico, “Libertad de elegir”.
JUAN ANTONIO RAZO/ Escritor, consultor y conferencista/razo@desarrollointegraluno.com