La gran PARADOJA electoral... la otra mirada
La peculiar frase: “La primera impresión es la que cuenta” puede aplicarse en el ámbito de las relaciones interpersonales, de negocios y en el terreno político, entre otros. Por igual las conocidas frases: “Amor a primera vista” que se aplica en las relaciones de pareja y “Los primeros cinco minutos” que se refiere a una entrevista de empleo, a una prospección de venta o una reunión de negocios, etc. son también plenamente conocidas.
Hay que anteponer que cuando se tienen conocimientos en morfología y en particular del rostro humano, los 3 axiomas anteriores ya no son determinantes y nuestro comportamiento pasa de un nivel emocional a un nivel racional. Siendo así ─y dentro de este contexto─ habrá que considerar además de “la primera impresión”, al menos los siguientes cuatro factores: La comunicación y exposición de ideas, antecedentes y currículum, el equipo o partido al que pertenece, y el aspecto ético y moral. Dentro del ámbito político éste es mi análisis de la contienda electoral en donde al final, como verá el lector, nos encontramos con una gran paradoja.
1. “La primera impresión”.
¿Qué impresión le darían los cuatro candidatos si los viera por primera vez? ¿Quién ganaría este “sui generis” ejercicio? Esta suposición no lo es tanto en el caso de J. Rodríguez Calderón “El Bronco”, pues hasta hace unas semanas era casi un desconocido. No así en los otros tres, y menos en el caso de AMLO a quien nos hemos “acostumbrado” a verlo desde hace varios sexenios.
Haga un esfuerzo mental y olvide sus nombres, los partidos a los que pertenecen y demás datos. Concéntrese en sus rostros y observe sus rasgos morfológicos, y opine. Obviamente no se trata de escoger al más guapo (qué ironía para quienes votaron hace seis años tomando este pingüe y burdo criterio) ni tampoco al más feo como fue el caso de Díaz Ordaz, aunque justo es decir que aquel sexenio ha sido de los pocos donde ha habido, desarrollo económico, estabilidad cambiaria y progreso, manchado por el trágico suceso del 2 de octubre, suceso que la historia no ha terminado de juzgar, pero también hay que decir que a una sociedad con conocimientos limitados y sin compromisos ciudadanos es prácticamente imposible de complacer pues o bien acusan al régimen de fascista o dictatorial o socialista o comunista, etcétera. En el ámbito político, y en la vida misma, hay circunstancia en las que no se trata de complacer sino de hacer lo correcto.
Cuando pienso en Díaz Ordaz, por asociación de ideas recuerdo a Ikram Antaki, excepcional mujer que me servirá de ejemplo en este ejercicio. Supongamos que es su primer día en nuestro país ─recién llegada, no de Damasco sino de París─, y le presentan a los cuatro candidatos. Considero que exclamaría lo que escribí en mi anterior artículo: ¿En verdad uno de ellos va a ser su presidente? En consecuencia, los candidatos no aprobarían el análisis morfológico. Recordemos aquella frase atribuida a Juan Belmonte o Rodolfo Gaona: “Para ser torero, primero hay que parecerlo”. Mi opinión es que “El Bronco” es el único al que se le ve como un hombre de carácter (léase pantalones) suficiente para tomar las decisiones necesarias y en la soledad que rodea a la silla presidencial.
Hoy recibí, por coincidencia, un “WhatsApp” con una imagen en donde cada cuadrante lo ocupa el rostro de los candidatos pero disfrazados de mujer. Lo consideré una broma burda que sirve de catarsis o un acto morboso, pero no un análisis serio relacionado con el tema de hoy.
2. La comunicación y exposición de ideas
La célebre frase de Séneca: “Habla para que yo te vea”, no puede ser más acertada para conocer cómo se expresan los candidatos y como le dan coherencia a sus ideas. Este ejercicio se lo dejo a cada lector para que haga un juicio al respecto. Yo, por mi parte, he escuchado a los cuatro con la mayor atención posible y el más congruente ha sido J. Rodríguez Calderón, quien habla de manera natural y sin poses, e inteligentemente usa su apodo y con énfasis dice: “Prefiero ser bronco a blandito”, además de que así se lee en la boleta electoral: “El Bronco”. Por otra parte, huelga decir que el candidato de Morena no pasa la prueba, aunque para sus millones de seguidores no les importa esta limitante.
3. Antecedentes y currículum
Aquí lo que cuenta son las cartas credenciales que cada quien porte, su trayectoria, sus logros y su experiencia, entre otros elementos. Mi análisis determina que el de mayores logros y experiencia y con una secuencia lógica primero como presidente municipal y luego como gobernador es “El Bronco”, seguido por J. A. Meade, quedando rezagados los dos restantes que tienen logros cuestionables, además de que sus edades (en un caso de más y en otro de menos) son un factor en contra.
4. Partido o referencias
En este tema diré, sucintamente, que los partidos de los tres candidatos de coalición están tan desprestigiados que este factor en contra pesa más que la losa del Pípila. Aquí, en este análisis, nuevamente sale ileso el candidato independiente. Usted amable lector haga un análisis pero por favor sea imparcial.
5. Ética de trabajo y Moral
Aunque enlisto este quinto factor al final en cierto modo puede considerarse el más importante. Baste decir que la calidad moral de los tres candidatos de los partidos de coalición se puso en evidencia en ambos debates insultándose unos a otros. No es necesario agregar más.
Lo paradójico, LA GRAN PARADOJA que estamos viviendo, es que el evidente ganador de mi análisis será el evidente perdedor en las urnas debido, entre otros, a tres factores que he venido reiterando: 1. Los millones de mexicanos sumidos en la pobreza que van a votar por AMLO y que los veo inflexibles y ciegos ante el gran riesgo que implica el cambio de régimen. 2. Los millones de mexicanos que forman la clase política, sus familiares, empresas y demás personas con intereses, compromisos y beneficios de toda clase que buscan obviamente no perder sus prebendas anteponiendo sus intereses a los del país. 3. La llegada tardía a la contienda del candidato independiente, pues todavía hay quienes preguntan ¿De dónde salió el Bronco?
Aun suponiendo que los millones de votantes que están indecisos otorgaran al candidato independiente su voto, no le alcanzaría para superar a AMLO, a menos que un porcentaje importante de los López-Obradoristas “abrieran sus ojos” para no suicidarse (y arrastrar a todos los mexicanos al precipicio) y cambiar su voto.
Juan Antonio Razo
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