El sentido de cooperación, un imperativo hoy en día… la otra mirada.
(Lea mis artículos en los diarios de la cadena de los Soles. OEM)
Este mes de septiembre es ahora doblemente simbólico, tanto por la celebración del día 15, símbolo de nuestra libertad, unidad y nacionalismo, como por el día 19, símbolo de unión, dentro de la tragedia, por la increíble coincidencia de los sismos de 1985 y 2017. Pero hoy no me refiero a este tipo de unión o solidaridad tan “sui generis”, en el primer caso por no ser genuina y en el segundo por ser temporal.
A lo que me refiero es a la unión de esfuerzos y al sentido de cooperación y colaboración cotidiana. Cooperar ha dejado de ser una opción para convertirse en una estrategia de vida. Hay que trabajar en colaboración con los demás, ya sea en la oficina, el hogar, la escuela o en cualquier organización, la sana interdependencia nos induce a ser amables y tolerantes, firmes y sinceros, íntegros y entusiastas. En todo este contexto el sentido de cooperación debe existir a toda prueba.
Sin embargo, en nuestra sociedad, dado nuestro incipiente desarrollo, la falta de sentido de cooperación es manifiesta y es uno de nuestros principales problemas, y un reflejo claro de nuestro lento avance como país. Una encuesta demostró que la mayoría de los mexicanos pensamos egoístamente solo en nosotros y en nuestra familia, por sobre todo lo demás, llámese vecino, colonia, ciudad o país.
En una conferencia que impartí, cuando hablé del tema y mencioné la conveniencia de ser buenos vecinos, se escuchó un murmullo desalentador. Paradójicamente nos gusta ser empáticos con los extranjeros en vez de ser solidarios entre nosotros. El balance en este sexenio que está por terminar nos deja un sabor amargo: demasiada violencia e inseguridad, y los intereses partidistas predominan.
Hay casos aislados que muestran un avance como por ejemplo la extraordinaria reacción estudiantil ante el ataque de los porros hace unos días en la UNAM, o las campañas de “vecino vigilante” en pro de la seguridad de los colonos, pero luego nos enteramos de actos que demuestran un retroceso.
En los negocios y el mundo laboral, las alianzas estratégicas comprueban esta necesidad, y la mercadotecnia avanza cada vez más dentro de una globalización que sorprende y hasta asusta, pues la economía tiende a polarizarse. Las empresas, para sobrevivir y competir con eficacia, primero tienen que aprender a trabajar en equipo en forma interna y luego hacer alianzas con otras corporaciones, no sólo de tipo financiero sino de marketing, de recursos humanos y tecnológicos, entre otros.
En el deporte nos falta destacar y el nivel actual es también un reflejo acorde al desarrollo del país. Falta mucho por avanzar, sobre todo en cuanto al trabajo en equipo se refiere. En general se llega a destacar sólo en competencias individuales, y aunque se ha tenido cierto avance en futbol con varios triunfos internacionales con las selecciones menores ha faltado continuidad. Es indiscutible que, en este campo, pocos serán los logros si no se trabaja en alianza con los demás.
Dentro del arte, el bailarín mexicano Isaac Hernández recibió en junio pasado el prestigioso premio Benois en Moscú, galardón considerado el máximo reconocimiento en el mundo de la danza. Un ejemplo más de talento individual.
Para demostrar que no sabemos trabajar en equipo y nos dejamos dominar por la envidia y el egoísmo, se suele ironizar con el famoso y conocido cuento de los cangrejos. Lo peor es que este cuento se platica como algo gracioso, en vez de tomar la moraleja como una reflexión seria.
Así, es difícil concebir la vida en cualquier ámbito sin la cooperación mutua. Poseer un espíritu de solidaridad nos hace sentir mejor. En cualquier grupo de personas, llámese familia, empresa, equipo deportivo, partido político y todos los que usted descubra con sólo mirar a su alrededor, su éxito dependerá en gran parte de la armonía entre sus elementos.
¿Qué debemos hacer para desarrollar un sentido de cooperación? Se requiere la creación de una cultura al respecto. Desde pequeño, al infante se le debe enseñar, crear y desarrollar el hábito del trabajo en grupo. Hay muchos cuentos infantiles al respecto. También hay que erradicar el sentido individualista heredado de nuestros ancestros y convertido en atavismo, y considero que nunca será insistir demasiado al subrayar la responsabilidad de los profesores, quienes deberán ser verdaderos pedagogos, psicólogos y motivadores. El futuro adulto debe crecer con un sentido de autosuficiencia bien entendido y comprender que en forma aislada poco avanzará.
Cuando un individuo adquiere un buen nivel de IQ y de conciencia empieza a pensar en los demás. Considérelo como un objetivo a lograr. Mi visión es que en un futuro, más cercano que lejano, la naturaleza nos cobrará la factura, a menos que nos unamos en una especie de alianza de alcance mundial bajo el lema: “Salvemos al planeta, nuestra casa mayor”. Por último, pensemos por un momento en que, desde que nacemos y lanzamos el primer llanto o chillido, uno sabe —aunque sea por intuición— que nuestra vida depende de los demás. Hay que cooperar siempre, o como dicen en Colombia: “Colabora parce”.
Lea el artículo completo en mi blog: www.razo11.wixsite.com/conciencia/blog
JUAN ANTONIO RAZO/ Escritor, consultor y conferencista/razo@desarrollointegraluno.com
ANEXOS
Decálogo de oro para equipos de trabajo
1. Enunciar la misión, la cual deberá contener un gran designio y el ideal a cumplir. La visión, la filosofía y la ideología del grupo también deberán ser parte esencial.
2. Determinar los objetivos del proyecto. Establecer las metas parciales y los puntos de control del mismo. Concientizarse del compromiso y entenderlo como un reto.
3. Establecer las actividades principales que componen el proyecto y referirlas a un cronograma. Se precisa una gráfica esquemática y un diagrama de ruta crítica.
4. Declarar que el trabajo es un privilegio y convencerse de que es la divisa en la que se apoya todo proyecto. Establecer la responsabilidad y la autodisciplina como apoyo fundamental del trabajo mismo.
5. Crear y conservar una relación de confianza, respeto y alta estima entre las personas que componen el proyecto, tanto en forma parcial como a nivel de todo el grupo.
6. Reforzar la motivación y la actitud positiva consciente APC del grupo. Mantener elevada la moral y la autoestima. La alegría y el optimismo deben ser más que una norma.
7. Mantener informados a todos los elementos del grupo mediante un sistema efectivo y bidireccional de comunicación. Tener un sociograma y evitar las reuniones en exceso.
8. Incentivar a los miembros del grupo mediante la implementación de un consenso. Establecer estímulos y recompensas. Premiar la iniciativa y la creatividad.
9. Establecer un organigrama con las jerarquías y niveles necesarios. El liderazgo debe encauzar el poder propio y el de los demás elementos del equipo.
10. Aceptar y asumir el riesgo del proyecto. Apoyarse en una fe a toda prueba. Buscar la trascendencia y el sello propio de la organización. Las reglas para llevar todo proyecto a buen puerto están basadas en el orden y la constancia.
J. A. Razo ©